octubre 25, 2006

El genio y los tres deseos

a Yussel Dardón
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Se le habían cumplido los dos primeros, tener el don de Midas de convertir todo lo tocado en oro y contar con la sabiduría de Salomón para no caer en errores fatales; ahora sólo faltaba el último, el más difícil: que este cuento tuviera un final conveniente. Y así, vivió feliz e inmensamente rico hasta después del último de los lectores.

2 Comments:

Blogger Yussel Dardón said...

Gracias por la dedicatoria, muy chido tu texto. aquí te va un torpe y t+imido ejercicio.

Flatulencias doradas
Al encontrar la lámpara maravillosa, Salomón pensó en dividirla para él quedarse con una mitad y la otra darla como premio a alguien que pidiera el mejor deseo. cientos de aldeanos se reunieron a las puertas del palacio, planeando su petición al maravilloso genio.
Un aldeano soberbio, que se dedicaba a escribir poesías a las doncellas, pidió un final para la magnánima obra que estaba escribiendo; el medio genio de la lámpara se lo otorgó: del cielo cayó un montón de excremento dorado. Tras la salomónica risa el genio dijo que la parte de la lámpara que con sabiduría regalaba Salomón, contenía el robusto y mágico trasero del genio.

octubre 27, 2006 1:53 a.m.  
Blogger Zchymczyk said...

Decálogo del escritor de mierda

VI
Toda lo que sueltes a las muchedumbres tiene que ser como la mierda del genio: brillante y aplastante

octubre 30, 2006 6:03 p.m.  

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