mayo 16, 2006

El monje y la mosca

-¡Maldita mosca!
y antes de poder levantar el brazo pra asestar el golpe, el desesperante zumbido cesó, y el monje se dio cuenta de repente: aquella mosca había descubierto su lugar exacto en el universo, había alcanzado la iluminación logrando el equilibrio perfecto y se desvaneció como si nunca hubiese existido...
-¡Maldita mosca!- dijo el monje, y en su voz había envidia.

3 Comments:

Blogger cerdos de reserva said...

Entonces el cerdo terminó de leer y sonrió, con una sonrisa envidiosa. Buen cuento tipo. Saludos

mayo 17, 2006 4:51 p.m.  
Blogger Yussel Dardón said...

Tipo, sin duda este es uno de tus mejores textos; en realidad me gustan tus narraciones de corte iniciático (textos que te develan un camino, una enseñanza). Este cuento me recuerda a una historia zen de nombre Cruzar el río: Un maestro zen decía: "Cuando ciertas personas deben atravesar en balsa un río, comienzan a hacerlo, pero poco después pierden de vista su objetivo. Se acostumbran a la balsa, la cual se convierte en su fin.
La historia del monje y la mosca es la historia del hombre y la balsa, pues mientras el monje busca la iluminación, se molesta con la mosca por haberla alcanzado antes, pérdiendo así todo el camino rumbo a la iluminación. La balsa era su ejercicio de meditación, pero se acostumbró y olvidó que su objeto no era la meditación, sino convertirse en iluminado. La mosca le enseña una dura lección, por eso la envidia, porque la mosca bien pudo ser Buda.
Suerte.

mayo 19, 2006 12:50 a.m.  
Blogger Zchymczyk said...

gracias
por todo amigos

junio 17, 2006 2:06 p.m.  

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