En este infierno
no desesperes, nisiquiera por el hecho de que no desesperas
F. K.
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Luego de una temporada en el infierno, el joven Kafka recibió noticias recientes de Praga. ¡Soy novelista! ¡Soy novelista! berreó de contento, cuando supo que sus cuadernos no eran una "mamada" como su padre creía. Hermann sólo se encogió de hombros y le grito desde su rincón: apaga ya la luz y vete a dormir.